El gran orinador era amarillo
y el chorro que cayó
era una lluvia color de bronce
sobre las cúpulas de las iglesias,
sobre los techos de los automóviles,
sobre las fábricas y los cementerios,
sobre la multitud y sus jardines.
Quién era, dónde estaba?
Era una densidad, líquido espeso
lo que caía
como desde un caballo
y asustados transeúntes
sin paraguas
buscaban hacia el cielo,
mientras las avenidas se anegaban
y por debajo de las puertas
entraban los orines incansables
que iban llenando acequias, corrompiendo
pisos de mármol, alfombras,
escaleras.
Nada se divisaba. Dónde
estaba el peligro?
Qué iba a pasar en el mundo?
El gran orinador desde su altura
callaba y orinaba.
Qué quiere decir esto?
Soy un simple poeta,
no tengo empeño en descifrar enigmas,
ni en proponer paraguas especiales.
Hasta luego! Saludo y me retiro
a un país donde no me hagan preguntas.
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