La disputa entre quienes afirman que el mundo fue creado por Dios y quienes piensan que surgió por sí mismo se refiere a algo que supera las posibilidades de nuestra razón y nuestra experiencia. Mucho más real es la diferencia que divide a los que dudan acerca del ser que le fue dado al hombre (por quien quiera que fuera y en la forma que fuera) y a los que están incondicionalmente de acuerdo con él.
En el trasfondo de toda fe, religiosa o política, está el primer capítulo del Génesis, del que se desprende que el mundo fue creado correctamente, que el ser es bueno y que, por lo tanto, es correcto multiplicarse. A esta fe la denominamos acuerdo categórico con el ser.
Si hasta hace poco la palabra mierda se reemplazaba en los libros por puntos suspensivos, no era por motivos morales. ¡No pretenderá usted afirmar que la mierda es inmoral! El desacuerdo con la mierda es metafísico. El momento de la defecación es una demostración cotidiana de lo inaceptable de la Creación. Una de dos: o la mierda es aceptable (¡y entonces no cerremos la puerta del water!), o hemos sido creados de un modo inaceptable.
De eso se desprende que el ideal estético del acuerdo categórico con el ser es un mundo en que la mierda es negada y todos se comportan como si no existiese. Este ideal estético se llama kitsch. Es una palabra alemana que nació en medio del sentimental siglo diecinueve y se extendió después a todos los idiomas. Pero la frecuencia del uso dejó borroso su original sentido metafísico, es decir: el kitsch es la negación absoluta de la mierda; en sentido literal y figurado: el kitsch elimina de su punto de vista todo lo que en la existencia humana es esencialmente inaceptable.
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Lo curioso del punto de Kundera es cuando sólo otorga dos alternativas para interpretar la mierda: o es aceptable […] o hemos sido creados de un modo inaceptable.
La interpretación cristiana del Génesis considera un elemento más: la caída del hombre. Así, el acuerdo categórico con el ser está contenido en los primeros capítulos del Génesis, pero también lo está un castigo por haber desobedecido a Dios. Una interpretación que puede ser dada a este castigo es un cambio en la configuración original de la Creación: si Dios le anunció al ser humano dolores, sudor y sufrimiento es porque éstos antes no existían, lo que podría dejar un lugar para el problema de la mierda, o más bien, para la naturaleza con que ésta es considerada, como ocurre con el sexo:
Dios le dio la instrucción al hombre, antes de su caída, de multiplicarse, por lo que la capacidad de reproducción existía antes de la caída y era buena. Cuando el hombre cayó se dio cuenta de su desnudez y la ocultó. Entonces el sexo, algo necesario, fue visto de un modo distinto a como originalmente había sido planeado, no había acuerdo categórico con nuestro ser.
Si queremos reducir esto a algo más simbólico tenemos:
Una capacidad que el ser humano consideraba necesaria se sigue viendo como tal, pero rodeada de una culpabilidad o molestia al efectuarla. Entonces, tenemos que parte de nuestro propio ser nos molesta: para ser nosotros mismos, para existir, nos enfrentamos a ciertos aspectos de nuestro propio ser que no podemos aceptar. Tal vez sea esto lo que lleva a Kundera plantearse las dos alternativas.
Es casi imposible aceptar la primera, pero es dolorosísimo resignarse a la segunda: que fuimos creados (o que simplemente somos) de un modo inaceptable.
Ahora bien, si la explicación del sexo no funciona porque alguien puede decir que los tiempos en que se consideraba prohibido o parte inaceptable nuestro ser están pasando, ¿qué puede decir quien así piense de la mierda? La aceptación de la mierda sería un problema más patente para nuestro ser que el sexo. Kundera hace bien al considerar la mierda como uno de los más grandes problemas teológicos que existen, tal vez incluso más grande que el problema del mal, y hasta aquí podemos llegar…
Retomando la respuesta que provee el cristianismo, el problema y su solución no son tan difíciles de abordar (aunque tal vez sí de asumir): el problema existencial de la no aceptación de partes de nuestra propia naturaleza es producto de la caída que sufrimos, pero en el principio todo nuestro ser era aceptable para nosotros mismos. Este problema no tendrá solución hasta que venga la restauración de todas las cosas. Hasta ese entonces preferiría seguir dejando cerrada la puerta del excusado…
Alan
Hola Alan! un gusto volver a pasarme por aquí y encontrarme con que citas a Kundera, uno de mis escritores consentidos. Te sigo visitando y estoy segura de que son muchos los escritores y citas que podremos comentar e intercambiar. Gracias por el link! es una atención que desde ya te devuelvo ;)
ResponderBorrarEnhorabuena por tu Caballo, y un saludo!
Muchas gracias, Karla. Espero que compartamos gustos y disgustos.
ResponderBorrarMmmmm... es de esas cosas que no entiendo porqué o cómo se hicieron kitsch.
ResponderBorrarLa mierda y/o el sexo. Difícil asunto, sobretodo si lo abordas desde la concepción religiosa.
Bueno, se supone que se hicieron kitsch, según Kundera, porque son cosas que no aceptamos de nosotros mismos. El problema sería saber por qué no las aceptamos.
ResponderBorrarCreo que los temas los abordé desde dos vertientes sin comprometerme con ninguna, solo exponiéndolas: la cristiana, pero también la existencialista.
La primera la abordé porque Kundera no incluye en su libro todo lo que hay en el mensaje del Génesis respecto a este tema. Se queda en el acuerdo categótico con el ser, pero ignora el tema de la caída.
La segunda vertiente puede ser simplificada (como aparece el post) a una posición existencialista:
Una capacidad que el ser humano consideraba necesaria se sigue viendo como tal, pero rodeada de una culpabilidad o molestia al efectuarla. Entonces, tenemos que parte de nuestro propio ser nos molesta: para ser nosotros mismos, para existir, nos enfrentamos a ciertos aspectos de nuestro propio ser que no podemos aceptar.
En el fondo creo que ambas posiciones tienen algo en común.
El cristianismo, o mejor dicho, todas las religiones monoteístas que aceptan el libro del Génesis como sagrado dicen: "Esperemos la restauración de las cosas. Mientras, vivamos con la ayuda de Dios y a pesar de nosotros mismos."
El existencialismo dice:
"Sí, existen cosas de nosotros mismos que nos desagradan, pero a pesar de ello (y con ellas) tenemos que seguir viviendo."
El kistch dice: "¿Qué? ¿Que existen cosas inaceptables en nuestra existencia? Eso no es cierto."
bueno es que yo tambien lei a kundera y relacionado con una serie de experiencias que vivo, pues creo que el problema no es el hecho de si la mierda es inaceptable o no, mas bien creo que el problema es como lo maneja, el kitsch es el acuerdo categorico con el ser, para un acuerdo pues se necesitan dos partes, y por la naturaleza del mismo, podemos o no acordar, en mi caso no acuerdo, creo que lo que plantea Kundera es que el ser humano esta en medio, que vivimos dentro una lucha entre el bien y el mal, los que acuerdan viven entre los buenos y los mejores, o los malos y los peores, plantea un mundo en el que se reconozcan nuestros malos actos y los buenos, y que estos son solo condiciones del ser, como el frio y el calor, es parte de nuestra naturaleza...
ResponderBorrarNo, el kitsch no es el acuerdo categórico con el ser. Eso nunca lo dice, lo que se afirma es que el kitsch surgió de aquellos que creen en el acuerdo categórico con el ser y que encuentran parte de su ser como inaceptable. El kitsch surge como el ideal estético en el que la mierda no existe. Eso es lo que dice Kundera. Entonces, ¿por qué dices que el kitsch es el acuerdo categórico con el ser?
ResponderBorrarAhora, estoy de acuerdo en lo demás: que un acuerdo surge de la aceptación de al menos dos partes. De hecho, si la idea de que debe existir un acuerdo categórico con el ser se rechaza, el kitsch no tiene sentido, pues no es necesario ocultar ni rebelarse contra algo que no existe. También concuerdo en que quien no acepta el acuerdo no tiene que vivir entre el bien y el mal, ni entre mejores ni peores, pues no hay punto de referencia en ese aspecto. En lo que no creo es en la ausencia de puntos de referencia, pues por el simple hecho de ser humanos esperamos tener uno, y si no nos lo dan, pues lo inventamos.
Hubo una discusión relativa a esto último en los comentarios a la entrada “Altazor y el destino del cristianismo” en este mismo blog, por si deseas revisarla.
Saludos, Victor.