su dorado pico abría;
todos dicen que me hablaba,
pero yo no le entendía.
1
Dame las alas, paloma,
para volar a tus vuelos,
para subir a los cielos
de otro cielo que no asoma.
Este cielo que me toma,
nieve y silencio temía;
y ha de caer todavía
mientras tu voz se sustraiga,
-Si está cayendo, que caiga,
no ha de durar más de un día.
2
¿Por qué ya no puedo amarte
-ay Amor- sin conocerte,
si en buscarte está la muerte
de saberte y no encontrarte?
¿Por qué de un tiempo a esta parte
en tu nombre está mi suerte?
¿Por qué, si digo no verte,
te pido que si me amas
me digas cómo te llamas
-ay Amor- para quererte?
3
Esta noche callaría,
aunque viniese la muerte.
¿Y el silencio de perderte
con qué voz te cantaría?
Naranja dulce del día,
nocturno limón celeste,
te pido un favor y es éste:
(el que la canción pedía)
que le digas a María
que esta noche no se acueste.
_________________________________
Lo que me agrada más del poema es la unión de un sentimiento profundo con un lenguaje sencillo y hasta de tono lúdico.
La asociación de las frutas con los astros es magnífica.
Alan
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