Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.
Yo voy por un camino; ella, por otro;
pero, al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: —¿Por qué callé aquel día?
Y ella dirá: —¿Por qué no lloré yo?
¡¡Uyuyuyuyuyuyyyyyy!!
ResponderBorrarTenía mucho tiempo que no leía este poema...
años, muchos años.
¡Oh saudade!
Sí, es nostálgico, ¿verdad?
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