Al-Ajṭal
Cantor de los Omeyas de confesión cristiana (tribu de Taglib), fue un excelente panegirista que gozó de la incondicional protección del califa ‘Abd al-Malik (685-705). Brilló sobre todo en el cultivo del hiŷā’ (sátira) y se mantuvo siempre fiel a la vida beduina y a sus convicciones religiosas. Murió en el 710.
No
Es la respuesta a la invitación del califa ‘Abd al-Malik a convertirse al Islam. Estos versos son un claro índice de la tolerancia de los gobernantes musulmanes y de su valoración incondicional de las cualidades poéticas de sus protegidos.
No me apetece ayunar en ramadán
Ni comer la carne de los sacrificios.
Para triunfar no ahuyento a los camellos hacia el llano de la Meca*.
Para ganarme la piedad no visito una casa lejana en la Meca.
Jamás me levantaré, como los demás, al grito de “vamos a la oración,”
Sino que seguiré bebiendo vino y me postraré al brillar la mañana.
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*Este verso y el siguiente aluden a la peregrinación al santuario de la Ka’aba, en la ciudad sagrada de la Meca, uno de los cinco pilares del Islam, junto a la oración, la profesión de fe, la limosna ritual y el ayuno durante el mes sagrado de Ramadán.
La poesía árabe clásica
Antología preparada por Josefina Veglison
poesía Hiperión
2a edición, 2005
Página 103
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