En una ciudad del interior, un grupo de personas se divertían con el pelotudo del pueblo, un pobre infeliz de poca inteligencia, que vivía haciendo pequeños mandados y recibiendo limosnas.
Diariamente, algunos hombres llamaban al pelotudo al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una de tamaño grande de 50 centavos y otra de menor tamaño, pero de 1 peso. Él siempre agarraba la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.
Un día, alguien que observaba al grupo divertirse con el inocente hombre, lo llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda de mayor tamaño valía menos y éste le respondió:
- Lo sé, no soy tan pelotudo..., vale la mitad, pero el día que escoja la otra, el jueguito se acaba y me quedo sin monedas.
Moraleja 1: El que aparenta ser el pelotudo más grande, no lo es.
Moraleja 2: Siempre hay algún pelotudo dispuesto a pagar por alguna pelotudez.
Tomado de:
Si alguien conoce el nombre del autor de la fábula, favor de indicarlo.
jaja, que grande este caballo! la fábula la saqué de estas cadenas de mails, no tenía firma de autor... yo le modifiqué las moralejas un poco
ResponderBorrarGracias por indicarlo. Sí, busqué el texto en otros sitios para ver si en alguno de ellos daba con el autor y noté que las moralejas que aparecían en tu blog eran distintas y me parecieron las más interesantes.
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