Cuentos.
Un niño enamorado de su maestra que narra cómo se siente según lo que ve en las series de la tele. Son los tiempos de Batman y la Isla de Gilligan.
Un joven que se enreda con su amiga y la madre de ésta. El frío corre a lo largo de uno de estos cuentos.
Una historia de prostitutas en un bar del Bronx, ¿cuántas miradas hay para narrar lo sucedido?
Un chico al que le gustaba involucrarse en los oficios de sus novias: una era cocinera, otra estudiaba medicina, otra trabajaba de secretaria; de todas ellas aprendió algo, pero... ¿a qué se dedicaba Luciana?
Una travesía estelar. La cooperación de dos naciones para llevar a cabo una importante misión en el espacio: lograr que una pareja de astronautas sean los primeros spacefuckers. Para la comandante Kimberley Moist las cosas parecían no salir como lo había esperado...
Con estas y otras historias (o relatos de ciencia-ficción, o disparates sexuales, como el autor los llama) Fernando Iwasaki nos demuestra que es un excelente narrador. Su prosa está cargada de humor y un uso ingenioso y fresco del lenguaje.
Conocí este libro como lectura obligatoria para uno de los talleres de creación literaria de Espido Freire, quien considera al autor como de los mejores cuentista en lengua hispana vivos.
Ahora quiero leer su Ajuar funerario.
Alan
Hola, ya se que el post es antiguo, pero estaba buscando una referencia para uno mío y acabo de leerlo.
ResponderBorrarA mi, Ajuar Funerario me gustó mas que este Helarte de Amar. Eso sí, me encanta la forma de escribir de Iwasaki.
Un saludo.