lunes, 16 de febrero de 2009
Algo sobre la muerte del Mayor Sabines (1978). Primera parte, XII; Jaime Sabines
Morir es retirarse, hacerse a un lado,
ocultarse un momento, estarse quieto,
pasar el aire de una orilla a nado
y estar en todas partes en secreto.
Morir es olvidar, ser olvidado,
refugiarse desnudo en el discreto
calor de Dios, y en su cerrado puño,
crecer igual que un feto.
Morir es encenderse bocabajo
hacia el humo y el hueso y la caliza
y hacerse tierra y tierra con trabajo.
Apagarse es morir, lento y aprisa
tomar la eternidad como a destajo
y repartir el alma en la ceniza.
Inolvidable aquella época de lecturas en Bellas Artes y en la Ollin, Rafael Alberti que sacó una pistola y la puso sobre la mesa! Elías Nandino que dejó el lecho de muerte para estar ahí con Sabines. El gran maestro Arreola, el gran maestro Paz, Vasko Popa, Ginsberg, Joao Cabral de Melo Neto, Borges, la lectura impecable de Beatriz Sheridan, que tiempos aquellos.
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