Este es un fragmento de Wicked, la novela de Maguire que trata de la vida de la Malvada Bruja del Oeste, de la historia de El Mago de Oz. Los pongo en contexto: un grupo de personas se reunió en casa del Marqués Avaric, un antiguo compañero de escuela de Elphaba, la Bruja del Oeste. La Bruja llega por casualidad en ese momento a la cena y los invitados comienzan una discusión acerca del origen del mal.
[...]
-Yo insisto en mi sugerencia -intervino Avaric-. El mal no consiste en hacer cosas malas, sino en sentirse mal después de hacerlas. No hay valores absolutos para el comportamiento. En primer lugar...
-Inercia institucional -lo interrumpió la Bruja-. Pero en cualquier caso, ¿dónde está el gran atractivo del poder absoluto?
-Por eso digo que el mal no es más que un padecimiento de la psique, como la vanidad o la codicia -dijo un magnate del cobre-, y todos sabemos que la vanidad y la codicia pueden producir resultados bastante espectaculares en los asuntos humanos, no todos ellos reprensibles.
-Es la ausencia del bien, eso es todo -dijo la amante del magnate, que tenía un consultorio sentimental en el Informador de Shiz-. El mundo tiende por naturaleza a la calma y a promover y potenciar la vida, y el mal es la ausencia de esa tendencia de la materia a estar en paz.
-Tonterías -replicó Avaric-. El mal es un estadio primitivo o temprano del desarrollo moral. Todos los niños son pequeños demonios por naturaleza. Los criminales entre nosotros son simplemente aquellos que no han progresado...
-Yo no creo que sea una ausencia, sino una presencia -dijo un artista-. El mal es un personaje encarnado, un íncubo o un súcubo. Es el otro. No somos nosotros.
-¿Ni siquiera yo? -dijo la Bruja, desempeñando su papel con más ardor del que esperaba-. ¿Una asesina confesa?
-Oh, usted, usted -dijo el artista-. Todos intentamos mostrar nuestra mejor cara; es sólo vulgar vanidad.
-El mal no es una cosa, ni una persona; es un atributo, como la belleza...
-Es una fuerza, como el viento...
-Es una infección...
-Es esencialmente metafísico: la corruptibilidad de la creación.
-Entonces la culpa es del Dios Innominado.
-Pero ¿el mal fue creado intencionadamente por el Dios Innominado o fue sólo un error en la creación?
-El mal no está hecho de aire y eternidad, sino de tierra. Es físico; es una descoordinación entre nuestros cuerpos y nuestras almas. El mal es inanemente corpóreo: personas que causan dolor unas a otras, ni más ni menos.
-A mí me gusta el dolor, cuando me pongo pantalones de cuero y tengo las muñecas atadas a la espalda...
-No, os equivocáis todos. La religión de nuestra infancia estaba en lo cierto: el mal les profundamente moral, la preferencia del vicio por encima de la virtud. Puedes fingir que no lo sabes, puedes racionalizar, pero tu conciencia lo sabe...
-El mal es un acto, no una inclinación. ¿Cuántos no han querido alguna vez cortarle el cuello a algún grosero del otro lado de la mesa del comedor? Exceptuada la presente compañía, naturalmente. Todos tienen esa inclinación. Pero sólo si cedes en el acto, que es el mal. La inclinación es normal.
[...]
-La verdad sobre el mal no es nada de lo que se ha dicho aquí -dijo la Bruja desde la puerta-. Ustedes imaginan un solo lado del mal, el humano, pero el lado eterno queda en la sombra. O a la inversa. Es como el viejo dicho: ¿cómo es un dragón dentro de su cascarón? Nadie puede saberlo, porque en cuanto rompes el cascarón para mirar, el dragón ya no está dentro de él. El verdadero desastre de esta indagación es que la naturaleza misma del mal es ser secreto.
__________________________________
¿Y qué opinan? ¿Qué es el mal para ustedes?
[...]
-Yo insisto en mi sugerencia -intervino Avaric-. El mal no consiste en hacer cosas malas, sino en sentirse mal después de hacerlas. No hay valores absolutos para el comportamiento. En primer lugar...
-Inercia institucional -lo interrumpió la Bruja-. Pero en cualquier caso, ¿dónde está el gran atractivo del poder absoluto?
-Por eso digo que el mal no es más que un padecimiento de la psique, como la vanidad o la codicia -dijo un magnate del cobre-, y todos sabemos que la vanidad y la codicia pueden producir resultados bastante espectaculares en los asuntos humanos, no todos ellos reprensibles.
-Es la ausencia del bien, eso es todo -dijo la amante del magnate, que tenía un consultorio sentimental en el Informador de Shiz-. El mundo tiende por naturaleza a la calma y a promover y potenciar la vida, y el mal es la ausencia de esa tendencia de la materia a estar en paz.
-Tonterías -replicó Avaric-. El mal es un estadio primitivo o temprano del desarrollo moral. Todos los niños son pequeños demonios por naturaleza. Los criminales entre nosotros son simplemente aquellos que no han progresado...
-Yo no creo que sea una ausencia, sino una presencia -dijo un artista-. El mal es un personaje encarnado, un íncubo o un súcubo. Es el otro. No somos nosotros.
-¿Ni siquiera yo? -dijo la Bruja, desempeñando su papel con más ardor del que esperaba-. ¿Una asesina confesa?
-Oh, usted, usted -dijo el artista-. Todos intentamos mostrar nuestra mejor cara; es sólo vulgar vanidad.
-El mal no es una cosa, ni una persona; es un atributo, como la belleza...
-Es una fuerza, como el viento...
-Es una infección...
-Es esencialmente metafísico: la corruptibilidad de la creación.
-Entonces la culpa es del Dios Innominado.
-Pero ¿el mal fue creado intencionadamente por el Dios Innominado o fue sólo un error en la creación?
-El mal no está hecho de aire y eternidad, sino de tierra. Es físico; es una descoordinación entre nuestros cuerpos y nuestras almas. El mal es inanemente corpóreo: personas que causan dolor unas a otras, ni más ni menos.
-A mí me gusta el dolor, cuando me pongo pantalones de cuero y tengo las muñecas atadas a la espalda...
-No, os equivocáis todos. La religión de nuestra infancia estaba en lo cierto: el mal les profundamente moral, la preferencia del vicio por encima de la virtud. Puedes fingir que no lo sabes, puedes racionalizar, pero tu conciencia lo sabe...
-El mal es un acto, no una inclinación. ¿Cuántos no han querido alguna vez cortarle el cuello a algún grosero del otro lado de la mesa del comedor? Exceptuada la presente compañía, naturalmente. Todos tienen esa inclinación. Pero sólo si cedes en el acto, que es el mal. La inclinación es normal.
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-La verdad sobre el mal no es nada de lo que se ha dicho aquí -dijo la Bruja desde la puerta-. Ustedes imaginan un solo lado del mal, el humano, pero el lado eterno queda en la sombra. O a la inversa. Es como el viejo dicho: ¿cómo es un dragón dentro de su cascarón? Nadie puede saberlo, porque en cuanto rompes el cascarón para mirar, el dragón ya no está dentro de él. El verdadero desastre de esta indagación es que la naturaleza misma del mal es ser secreto.
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¿Y qué opinan? ¿Qué es el mal para ustedes?
Alan