Mi sombra, como el bufón tras la reina:
cuando la reina se levanta de la silla
el bufón se encarama en la pared
y da en el techo con su estúpida cabeza.
Lo que tal vez duela a su manera
en el mundo de dos dimensiones. Quizá
no se sienta bien el bufón en mi corte
y prefiera otro papel.
La reina se asoma por la ventana
y el bufón salta hacia abajo.
Así han dividido cada acción,
aunque no precisamente a la mitad.
Ese vulgar se quedó con los gestos,
con el pathos y con todo su cinismo,
todo para lo que yo no tengo fuerzas:
corona, cetro, capa real.
Seré ligera al mover los brazos,
ligera al volver la cabeza,
rey mío, en la estación del tren.
Rey mío, en este momento,
rey mío, se tiende el bufón en la vía.
Traducción de Gerardo Beltrán
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