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jueves, 10 de septiembre de 2009

Cancion al que será flechado / Canción al flechador


CANCIÓN AL QUE SERÁ FLECHADO

Mocetones recios,
hombres del escudo en orden,
entran hasta el medio
de la plaza para
medir sus fuerzas
en la Danza del Kolomché.

En medio de la plaza
está un hombre
atado al fuste de la columna
pétrea, bien pintado
con el bello
añil. Puesto le han muchas
flores del Balché para que se perfume;
así en las palmas de sus manos, en
sus pies, como en su cuerpo también.

Endulza tu ánimo, bello
hombre; tú vas
a ver el rostro de tu Padre
en lo alto. No habrá de
regresarte aquí sobre
la tierra bajo el plumaje
del pequeño Colibrí o
bajo la piel
. . . del bello Ciervo,
del Jaguar, de la pequeña
Mérula o del pequeño Paují.
Date ánimo y piensa
solamente en tu Padre; no
tomes miedo; no es
malo lo que se te hará.
Bellas mozas
te acompañan en tu
paseo de pueblo en pueblo . . .
. . . No tomes
miedo; pon tu ánimo
en lo que va a sucederte.
Ahí viene el gran Señor
Holpop; viene
con su Ah-Kulel;
así también el Ahau
Can Pech, ahí
viene; a su vera
viene el gran Na-
con Aké; ahí viene
el Batab H . . .
Ríe, bien
endúlcese tu ánimo,
porque tú eres
a quien se ha dicho
que lleve la voz
de tus convecinos
ante nuestro Be-
llo Señor,
aquel que está puesto
aquí sobre la tierra
desde hace ya
muchísimo.


CANCIÓN AL FLECHADOR

Espía, acechador que andas cazando por los montes,
una vez, dos veces,
vamos a cazar a orillas de la arboleda
en rápida danza, hasta tres veces.
Alza bien tu frente,
alista bien la mirada,
no hagas errores
para que alcances tu premio.
¿Tienes bien afilada la punta de tu dardo?
¿Tienes bien enastada la cuerda
de tu arco, has puesto buena
resina de catzim en las plumas
que están en la punta de la vara de tu dardo?
¿Has untado bien
grasa de ciervo macho
en la fuerza de tu brazo, en la fuerza de tu pie,
en tus rodillas, en tus gemelos,
en tus costillas, en tu tórax, en tu pecho?
Da tres vueltas rápidas
alrededor de la columna de piedra pintada,
ahí donde está atado el viril
hombre joven, virgen e inmaculado.
Da la primera, a la segunda
toma tu arco, ponle la flecha,
apúntale al pecho, no es necesario
que pongas toda tu fuerza
para asaetearlo, para no
herirlo profundamente en sus carnes,
para que pueda sufrir un poquito,
pues así lo quiso
el Bello Señor Dios.
Cuando des la segunda vuelta
a la columna pintada de azul,
cuando la des,
asaetéalo de nuevo.
Habrás de hacer esto
sin dejar de danzar, porque
así es como lo hacen los buenos escuderos guerreros,
los hombres que se escogen
para dar bondad
a los ojos del Señor Dios.
Así como se asoma el sol
sobre el bosque del oriente,
comienza del arquero flechador
el canto.
Todo lo dan
los escuderos peleadores.


Ómnibus de poesía mexicana
Presentación, compilación y notas de Gabriel Zaid
Uno: Poesía indígena
I: Poesía anónima recogida entre los siglos xvi y xx
6. Maya peninsular
Páginas 25-8
siglo xxi editores, s.a. de c.v.
27a edición

jueves, 20 de agosto de 2009

Enuma Elish. Poema babilónico de la Creación


Hablaremos aquí de la edición y traducción de Federico Lara Peinado (Trotta, 2008).


El Enuma Elish (Cuando en lo alto…) toma su nombre de las primeras palabras que componen este antiguo poema.

En él se narra la manera en que los primeros dioses de los babilonios surgieron, y por ende, la creación entera. Pero este, como señala Lara Peinado en la muy completa introducción, no es en todo caso el tema principal del poema, sino la exaltación de Marduk, quien llegaría a ser una de las principales deidades babilónicas. El poema narra entonces cómo es que Marduk alcanzó la supremacía entre los dioses (incluso sobre sus padres y otros de sus divininos ancestros) al enfrentarse en una lucha contra Tiamat, diosa del abismo de las aguas saladas, quien junto con Apsu, el abismo de las aguas dulces, representaba uno de los principios cósmicos en los que se fundaba toda la creación según los babilonios.

La introducción (que abarca casi un tercio de este libro de 116 páginas) nos da los detalles fundamentales que necesitamos saber antes de iniciar la lectura del poema. Las notas al pie son numerosas y aparecen al final del libro para no entorpecer (o al menos eso intentan) la lectura del poema y son de mucha utilidad.

La introducción también nos explica los alcances que esta obra tuvo en su concepción, pues no sólo se trata de un texto de teología o cosmogonía, sino que también implica conocimientos de astrología y astronomía: Tiamat crea, por ejemplo, un ejército de once monstruos más un capitán, lo que tal vez pueda representar el zodíaco; la Tablilla V del poema, que desgraciadamente es una de las más incompletas que nos ha llegado, describe conocimientos de posiciones de constelaciones y planetas que las notas al pie detallan.

Algo que también es curioso de la introducción es una tabla que el traductor incluye en la que compara el relato de la creación del Génesis con el que ofrecen las tablillas del Enuma Elish para encontrarnos con que coinciden en pocos aspectos. Es interesante lo anterior porque los antepasados de los hebreos provenían de los caldeos y debieron haber conocido los elementos de teología y cosmogonía narrados en el Enuma Elish. Por lo tanto, ambos relatos gozan de originalidad, en ningún modo uno es copia del otro.

Hablando de originalidad, los dejo con un fragmento del poema que me pareció también interesante por lo maravilloso de la escena:

La Madre Khubur, que había formado todas las cosas,
acumuló armas irresistibles, dando a luz a dragones gigantes,
de dientes [agu]dos, con mandíbulas despiadadas.
Llenó sus cuerpos de veneno en lugar de sangre;
revistió de terror a los temibles leviatanes,
los coronó con aureolas, hacién[doles] semejantes a los dioses

Tablilla I. Vv. 133-138


Lo que agrega creatividad a la imagen es que aprendemos de las notas de Lara Peinado que esas aureolas de las que habla el texto son conocidas como melammu, un resplandor que acompañaba a los dioses; y por lo visto sí, se podía otorgar y retirar como si de una prenda de vestir se tratara. De hecho, el dios que dio muerte a Apsu tuvo que retirarle su melammu mediante un encantamiento para poder acabar con él.

miércoles, 24 de junio de 2009

Jarchas de varios autores (tomadas de una compilación de José Prats Sariol)


Yehudá Ha-Leví

EN BOCA DE LA AMADA

No me toques, oh amigo mío,
quedaos quieto ahí.
La majestad es toda indulgencia,
baste el permiso.

Abraham Ben Ezra

EN BOCA DEL ALMA DEL POETA

Guarda ¿qué haré yo?
¿cómo viviré yo?
Espero a este amado.
Por él moriré yo.

Todros Abulafia

EN BOCA DE UNA CRISTIANA

¡Oh Aurora buena!
Cuídame de donde vienes;
ya sé que amas a otra*,
a mí no me quieres.

Anónimo

EN BOCA DEL POETA

¡Oh moreno, oh niñita de mis ojos!
¿Quién podrá tolerar la ausencia,
amigo mío?


Tomado de Poesía de amor española hasta el siglo XV
Volumen I
Compilación y notas de José Prats Sariol
LunArena Editorial, 2006
Págs. 15-18

Nota del autor del blog:
*En la edición de Prats Sariol aparece otro en lugar de otra. Hemos optado por esta última debido a que http://www.jarchas.net/jarcha17.htm así lo sugiere.

miércoles, 17 de junio de 2009

La fábula del pelotudo


En una ciudad del interior, un grupo de personas se divertían con el pelotudo del pueblo, un pobre infeliz de poca inteligencia, que vivía haciendo pequeños mandados y recibiendo limosnas.

Diariamente, algunos hombres llamaban al pelotudo al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una de tamaño grande de 50 centavos y otra de menor tamaño, pero de 1 peso. Él siempre agarraba la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.

Un día, alguien que observaba al grupo divertirse con el inocente hombre, lo llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda de mayor tamaño valía menos y éste le respondió:

- Lo sé, no soy tan pelotudo..., vale la mitad, pero el día que escoja la otra, el jueguito se acaba y me quedo sin monedas.

Moraleja 1: El que aparenta ser el pelotudo más grande, no lo es.

Moraleja 2: Siempre hay algún pelotudo dispuesto a pagar por alguna pelotudez.


Tomado de:


Si alguien conoce el nombre del autor de la fábula, favor de indicarlo.

martes, 29 de enero de 2008

Lazarillo de Tormes


Frank Loveland, profesor de un diplomado en literatura iberoamericana que estoy cursando, dijo a la clase que si alguien quería volverse famoso y ser recordado por todos los tiempos en el mundo de las letras lo único que tenía que hacer era establecer sin lugar a dudas quién fue el autor de esta obra.

¿Voluntarios?

Aún si no tenemos esa respuesta, de todos modos podemos hablar del Lazarillo aquí.

La historia trata de Lázaro, un niño pobre que para ganarse la vida tiene que servir de criado de varios señores. De cada uno de ellos aprende "valiosas" lecciones de vida, de los valores morales de su sociedad y al mismo tiempo nos divierte (bueno, con humor de escritor de hace siglos, más viejo que el del Chavo del 8 y el de Tom y Jerry, pero al fin y al cabo, humor).

Quién no recordaría las travesuras que el Lazarillo le jugó al ciego.
Alan