[William] James was being teased by a theological colleague who said to him, “A philosopher is like a blind man in a dark cellar, looking for a black cat that isn’t there.” “Yes,” said William James, “and the difference between philosophy and theology is that theology finds the cat.”
(Quoted by A.J. Ayer, On Making Philosophy Intelligible .)
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Sí, bueno... ¿No les parece que la frase está sobrada? El dar a un hombre ciego la tarea de encontrar en un sótano oscuro un gato negro que no está ahí tiene elementos de dificultad tan innecesarios como aquella piscina que apareció en un episodio de Los Simpsons llena de anguilas eléctricas, pirañas, tiburones, lagartos, un león y una gota de sangre (para activar todo ese frenesí) que un hombre tenía que saltar con su motocicleta.
Si el hombre no fuera ciego, todo el resto de la frase tendría mayor razón de ser, pero ¿qué le importaría al pobre el color del gato o que el cuarto estuviera oscuro?
Hmm... ya me dieron ganas de ofrecerle un millón de pesos a cualquier persona con artritis que debajo del mar pueda encender un cerillo en contacto directo con en el agua, ah, pero eso sí: en ayunas, estando encadenada, con camisa de fuerza, sin tanque de oxígeno, y lo que es peor de todo: sin ninguna clase de equipo de telecomunicación para evitar que le pregunte a alguien cómo hacerlo.
Bueno, mejor no... con eso de que según el texto los teólogos encuentran al gato...