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domingo, 13 de septiembre de 2009

Los sonetos a Orfeo. Segunda parte, soneto IV; R. M. Rilke


Este es el animal que no existe. Aunque ellos
no lo sabían y, como fuera, lo amaron
—su manera de andar, su carácter, su cuello,
hasta la luz que había en su mirar tranquilo.

Es cierto, no existía. Pero porque lo amaban
se hizo un animal puro. Dejaron siempre espacio.
Y en el espacio claro y que quedaba libre
le fue fácil alzar la cabeza y apenas

necesitó existir. Nunca lo alimentaron
con grano, sólo con la posibilidad
de ser. Y ésta le dio fuerza al animal

que un cuerno le creció en plena frente. Un cuerno.
Se acercó a una doncella, rebosando blancura,
y existió en el espejo de plata al par que en ella.


Traducción de Jesús Munárriz

sábado, 10 de enero de 2009

La canción de la estatua; Rainer Maria Rilke


¿QUIÉN hay que me ame tanto
que repudie su vida, tan querida?
Cuando en el mar se ahogue alguien por mí
yo seré redimida de la piedra
y volveré a la vida, a la vida.

¡Tengo tanta nostalgia del correr de la sangre,
la piedra esta tan callada!
Yo sueño con la vida: la vida es buena.
¿Nadie tiene el coraje
de hacerme despertar?

Y si vuelvo a la vida alguna vez,
que todo lo dorado me dará, ...
... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
lloraré en soledad,
lloraré por m¡ piedra. ¿De qué me servirá
mi sangre si madura como el vino?
No puedo con su grito hacer brotar del mar
a aquél que más me amó.

Traducción de Jesús Munárriz
poesía Hiperión

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Los ángeles; R. M. Rilke


Todos tienen bocas cansadas
y almas claras y sin doblez.
Y a veces cruzan por los sueños
nostalgias (como de pecado).

Entre ellos son muy parecidos
y en los jardines de Dios callan
cual muchos, muchos intervalos
de su fuerza y su melodía.

Y sólo al desplegar sus alas
despiertan un terrible viento:
cual si Dios con sus anchas manos
de escultor pasara las páginas
del oscuro libro del Génesis.

De: El libro de las imágenes
Traducción de Jesús Munárriz
poesía Hiperión