Así es, queridos lectores.
Caballo de Letras tiene el honor de desprestigiar a dos muy queridas editoriales mexicanas. Bueno, no tanto el desprestigiarlas, sino simplemente…
¡ADVERTIRLES DE LOS RIESGOS Y CONSECUENCIAS DE COMPRAR ALGUNOS DE SUS LIBROS!
En esta ocasión, presentamos dos casos: uno respecto a una edición del Quijote por parte de Editores Mexicanos Unidos, S.A. y otra de los Diálogos de Platón, de Editorial Porrúa.
He aquí una fotografía de cara y el número de identificación del primer acusado:
ISBN 978-968-15-2209-4

Esta querida edición del Quijote peca en una cosa: No está completa, son los fragmentos principales de la obra. Con tan solo ver el tamaño de la letra y del libro es fácil suponerlo, pero el hacer esto no es obligación del lector, o mejor dicho, de quien lo compra. No hay nada de malo en que la edición de un libro esté incompleta o sólo sean extractos de una obra. Lo malo es cuando esto no se indica en ningún lugar de la edición. Esto hace suponer que se tiene en las manos la versión completa y nos llevamos una desilusión. O algo peor… si no nos damos cuenta leemos el libro creyendo que conocimos íntegramente la obra. En lo personal, cuando se relee un texto (en este caso, si lo hiciéramos cuando tuviéramos ya la obra completa) no tenemos el mismo placer ni experimentamos lo mismo que la primera vez. Libros así pueden estropear la calidad de nuestra lectura.
Vayamos al segundo acusado, esta edición de los Diálogos de Platón, de Porrúa:

ISBN: 970-07-3959-7
¿Cuál signo es el que se utiliza en español (o castellano, por si me lee algún catalán, ya hasta les tengo miedo…) para indicar un diálogo en una narración? El guión. ¿Qué es lo que le falla a Porrúa en esta edición? ¡Eso mismo! A esta edición, por lo menos en la República y Fedro, le faltan algunos guiones, y esto es desastroso. ¿Cómo seguir la trama argumental, que es una de las cosas más valiosas de estos diálogos, si faltan guiones? Por supuesto, el texto es entendible, pero es molesto tener que estar revisando quién dijo qué a media lectura. Bueno, con el tiempo el lector desarrolla algo de feeling y la ausencia de algunos guiones es de menor molestia: se acostumbra a considerar cualquier idea a primera vista contradictoria, insostenible o pensada como injusta en la actualidad como algo no dicho por Sócrates. ¿Otro modo de reconocimiento más práctico? Cuando vemos que quien habla lo hace en párrafos, es Sócrates; cuando aparece una frase a penas para manifestar acuerdo con lo dicho, asentir o negar, es el interlocutor de Sócrates en turno (esto último no aplica siempre para Trasímaco).
¿Debería ser necesario esto? Por supuesto que no.
Moraleja: Niños, lo barato sale caro… Si quieren leer algo no duden en comprar la mejor edición disponible. Hay que echar mano y agradecer la labor de editoriales como Gredos, Cátedra, Galaxia-Gutenberg, y para que no digan que soy malinchista, el Fondo de Cultura Económica. ¿Qué haríamos sin su calidad?