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miércoles, 26 de noviembre de 2008

Bahamut; J. L. Borges con Margarita Guerrero


La fama de Bahamut llegó a los desiertos de Arabia, donde los hombres alteraron y magnificaron su imagen. De hipopótamo o elefante lo hicieron pez que se mantiene sobre un agua sin fondo y sobre el pez imaginaron un toro y sobre el toro una montaña hecha de rubí y sobre la montaña un ángel y sobre el ángel seis infiernos y sobre los infiernos la tierra y sobre la tierra siete cielos. Leemos en una tradición recogida por Lane:

«Dios creó la tierra, pero la tierra no tenía sostén y así bajo la tierra creó un ángel. Pero el ángel no tenía sostén y así bajo los pies del ángel creó un peñasco hecho de rubí. Pero el peñasco no tenía sostén y así bajo el peñasco creó un toro con 4 mil ojos, orejas, narices, bocas, lenguas y pies. Pero el toro no tenía sostén y así bajo el toro creó un pez llamado Bahamut, y bajo el pez puso agua, y bajo el agua puso oscuridad, y la ciencia humana no ve más allá de ese punto.»

Otros declaran que la tierra tiene su fundamento en el agua; el agua, en el peñasco; el peñasco, en la cerviz del toro; el toro, en un lecho de arena; la arena, en Bahamut; Bahamut, en un viento sofocante; el viento sofocante, en una neblina. La base de la neblina se ignora.

Tan inmenso y tan resplandeciente es Bahamut que los ojos humanos no pueden sufrir su visión. Todos los mares de la tierra, puestos en una de sus fosas nasales, serían como un grano de mostaza en mitad del desierto. En la noche 496 del libro de Las Mil y Una Noches, se refiere que a Isa (Jesús) le fue concedido ver a Bahamut y que, lograda esa merced, rodó por el suelo y tardó tres días en recobrar el conocimiento. Se añade que bajo el desaforado pez hay un mar, y bajo el mar un abismo de aire, y bajo el aire, fuego, y bajo el fuego, una serpiente que se llama Falak, en cuya boca están los infiernos.

La ficción del peñasco sobre el toro y del toro sobre Bahamut y de Bahamut sobre cualquier otra cosa parece ilustrar la prueba cosmológica de que hay Dios, en la que se argumenta que toda causa requiere una causa anterior y se proclama la necesidad de afirmar una causa primera, para no proceder en infinito.

De: El libro de los seres imaginarios

BIBLIOTECA DE CABALLO DE LETRAS

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Habiendo expuesto lo anterior, nuevamente te damos la bienvenida y esperamos que la Biblioteca de Caballo de Letras te sea de utilidad.

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0-9
70 poemas de Alfonsina Storni

A
Acerca del alma; Aristóteles
Aguafuertes porteñas; Roberto Arlt
Alguien que anda por ahí; Julio Cortázar
Algunos antecedentes sobre el uso del color en el México indígena; Víctor Manuel Ortiz
Antología poética de Pablo Neruda
Aproximación fenomenológica a la experiencia poética en Paul Celan; Jesús Guillermo Ferrer Ortega
Aproximaciones a la tradición oral latinoamericana; Víctor Montoya
Átomo verde número cinco; José Donoso

B
Bibliografía de Graciliano Ramos
Bibliografía de Julio Cortázar
Bibliografía de Pablo Neruda por Julio Gálvez Barraza
Bioética y ensayística: nexos y cautelas para la enseñanza e investigación de la Bioética; Carlos Eduardo de Jesús Sierra Cuartas

C
Canto General; Pablo Neruda
Capitán Linyera; Jorge Ricardo Masetti
Casa tomada; Julio Cortázar
Centenario de Roberto Arlt; Nea de Castro y Aimée González Bolaños
Chatanooga Choochoo; José Donoso
Chile, el golpe y los gringos; Gabriel García Márquez
Cien años de soledad; Gabriel García Márquez
Coca y cocaína; Víctor Montoya
Compilación de Músicas de Atahualpa Yupanqui - 1
Compilación de Músicas de Atahualpa Yupanqui - 2
Compilación de Músicas de Atahualpa Yupanqui - 3

Compilación de poesías de Jorge Teillier
Compilación de poemas de Leopoldo Marechal
Compilación de poemas de Pablo Neruda
Completamente nuestro; Saúl Yurkievich
Confesiones de San Agustín; Agustín de Hipona
Conjeturas y refutaciones; Karl R. Popper
Consejos para una vida plena; Lucio Anneo Séneca
Consolación a Helvia; Lucio Anneo Séneca
Coplas del payador perseguido (1972) (Fragmentos); Atahualpa Yupanqui
Coronación; José Donoso
Crítica de la razón instrumental; Max Horkheimer
Crónica de una muerte anunciada; Gabriel García Márquez
Cuentos; Horacio Quiroga
Cuentos de Julio Cortázar
Cuestiones naturales; Lucio Anneo Séneca
Cur Deus Homo?; Anselm of Canterbury (English)

D
De incarnatione Verbi Dei : Athanasius on the incarnation; Athanasius
De la clemencia al emperador Nerón; Lucio Anneo Séneca
De la tranquilidad del ánimo; Lucio Anneo Séneca
Del amor y otros demonios; Gabriel García Márquez
Desolación; Gabriela Mistral
Días y noches de angustia; Víctor Montoya
Discurso a periodistas en Cuba; Jorge Ricardo Masetti
Discurso de cierre del Centenario del natalicio de Pablo Neruda; Raúl Búlnes Calderón
Doce cuentos peregrinos; Gabriel García Márquez
Domingo en San Lorenzo de El Escorial; Jorge Teillier

E
El 12 de octubre, ¿Día de la raza?; Víctor Montoya
El amor en los tiempos del cólera; Gabriel García Márquez
El argentino que se hizo querer de todos; Gabriel García Márquez
El eco de la conciencia; Víctor Montoya
El Gaucho Martín Fierro; José Hernández
El jorobadito; Roberto Arlt
El juguete rabioso; Roberto Arlt
El libro de las preguntas; Pablo Neruda
El mocho; José Donoso
El niño que nos habita; Víctor Montoya
El obsceno pájaro de la noche; José Donoso
El periodista José Hernández; Jorge Eduardo Padula Perkins
El perseguidor; Julio Cortázar
El tiempo perdido; José Donoso
El Tío de la mina; Víctor Montoya
El "yatiri" de Arturo Borba; Víctor Montoya
Entrevista a Julio Cortázar; Alfredo Barnechea
Entrevista radial al Che y a Fidel en Sierra Maestra; Jorge Ricardo Masetti
Escritos; Jorge Ricardo Masetti
España en el corazón; Pablo Neruda

F
Ficciones; Jorge Luis Borges
Funes el memorioso; Jorge Luis Borges

G
Gorgias; Platón

H
Historia de la eternidad; Jorge Luis Borges

I
Irlandeses detrás de un gato; Rodolfo Walsh

J
Jolie Madame; José Donoso
José Donoso: Perros y apuesta sexual; Alicia Borinsky
José Donoso. Maestro de un irracionalismo prodigioso; Carlos Fuentes

L
La biblioteca de Babel; Jorge Luis Borges
La consolación de la filosofía; Boecio
La imagen inmortal del Che; Víctor Montoya
La inmortalidad del alma; Agustín de Hipona
La letra e; Augusto Monterroso
La mala hora; Gabriel García Márquez
La noche se prolonga; Jorge Ricardo Masetti
La prosa del observatorio; Julio Cortázar
Las ruinas circulares; Jorge Luis Borges
La vuelta de Martín Fierro; José Hernández
Lisis; Platón
Los que luchan y los que lloran; Jorge Ricardo Masetti
Luchador obrero en la portada de un libro; Víctor Montoya

M
Macbeth; William Shakespeare (English)
Maria Luisa Bombal: La abeja de fuego; Waldemar Verdugo Fuentes
Masetti, un guerrillero; Rodolfo J. Walsh

N
Neruda: treinta años de mar y muerte; Antonio Skarmeta

O
Odisea; Homero (Edición en prosa)
Operación masacre; Rodolfo Walsh

P
Paisaje con grano de arena; Wisława Szymborska
Pierre Menard, autor del Quijote; Jorge Luis Borges
Poemas de Alfonsina Storni
Prólogo de Diario de viaje a París de Horacio Quiroga; Emir Rodríguez Monegal
Prometeo encadenado; Esquilo

Q
"¿Qué dirán de mi poesía los que no tocaron mi sangre?"; Fernando Quilodrón
¿Quién es José Donoso?; Jorge Oporto Marín
¿Quién mató a Rosendo?; Rodolfo Walsh

R
Rayuela; Julio Cortázar
Recabarren; Pablo Neruda
Recuerdo de Cortázar; Carlos Fuentes
Residencia en la Tierra; Pablo Neruda
Roberto Arlt y el cine; Rita Gnutzmann
Rubaiyat; Omar Khayyám

S
Saint Anselm's book of meditations and prayers; Anselm of Canterbury
Selección de Poemas 1; Raúl González Tuñón
Selección de Poemas 2; Raúl González Tuñón
Sermones y prédicas del Cristo de Elqui; Nicanor Parra
Sueños de mala muerte; José Donoso

T
Tala; Gabriela Mistral
Ternura; Gabriela Mistral
The Problem of Individuation in the Middle Ages; Peter King
Trafalgar; Benito Pérez Galdós
Tragedias; Esquilo
Tratados morales; Lucio Anneo Séneca
Tristana; Benito Pérez Galdós

U
Una señora; José Donoso

Creación de la Biblioteca de Caballo de Letras

Queridos lectores:

Caballo de Letras busca poner a su disposición libros electrónicos de manera gratuita con el fin de que puedan tener acceso a una cómoda lectura en ellos. Para ello se creará una entra especial dentro de este blog que fungirá como biblioteca al contener libros electrónicos mayormente catalogados dentro de los ámbito de la literatura, la filosofía y la religión, aunque cualquier clase de material podría ser incluído.

Se procurará que para mayor comodidad de los lectores todas las obras estén en formato PDF (que al parecer es el que más cómodo manejo y lectura ofrece a los usuarios en cuanto a documentos electrónicos se refiere) , y no en cualquier otro (como html o texto plano), pues esta biblioteca no tendría razón de ser al existir ya proyectos muy completos, como Project Gutenberg, que ofrecen gran parte de los clásicos universales en formatos distintos al PDF, y es evidente que los lectores obtendrían mayor provecho visitando directamente esos sitios web.

Esperamos que la Biblioteca de Caballo de Letras les sea de utilidad.

martes, 25 de noviembre de 2008

La tristeza en la vida y el conocimiento...

Ésta es la tristeza que se adhiere a toda vida mortal, una tristeza que, sin embargo, nunca llega a la realidad, sino que sólo sirve a la perdurable alegría de la superación. De ahí el velo de la pesadumbre, el cual se extiende sobre la naturaleza entera, de ahí la profunda e indestructible melancolía de toda la vida.

Sólo en la personalidad está la vida; y toda personalidad se apoya en un fundamento oscuro, que, no obstante, debe ser también el fundamento del conocimiento.

Schelling,
Sobre la esencia de la libertad humana (1809)

La invencibilidad de la lógica

La lógica es invencible porque para combatir a la lógica es necesario usar la lógica.

-Pierre Boutroux

Los sonetos a Orfeo. Primera parte, soneto XXI; R. M. Rilke

La primavera ha vuelto una vez más. La tierra
se parece a una niña que sabe poesías:
muchas, oh, muchas, sí... por lo que le ha costado
su largo aprendizaje recibe el premio ahora.

Severo fue el maestro. Nos resultaba grato
contemplar la blancura de su barba de viejo.
Ahora, cómo se llaman el verde y el azul
podemos preguntarle: ¡lo sabe, ella lo sabe!

Tierra que estás feliz de vacaciones, juega
ahora con los niños. Te vamos a pillar,
tierra alegre. El que más lo esté, lo logrará.

Oh, lo que su maestro le enseñó, que fue tanto,
y lo que impreso está en raíces y troncos
altos y complicados, ¡lo canta, ella lo canta!

Traducción de Jesús Munárriz
poesía Hiperión

Alta traición; José Emilio Pacheco

No amo mi patria.
Su fulgor abstracto
__es inasible.
Pero (aunque suene mal)
__daría la vidapor diez lugares suyos,
__cierta gente,
puertos, bosques de pinos,
__fortalezas,
una ciudad deshecha,
__gris, monstruosa,
varias figuras de su historia,
__montañas
-y tres o cuatro ríos.
_________________________________

...cierta gente... lugares donde me despedí de esa gente. Ciertamente la patria es algo abstracto e inasible, al menos para mí, como también podría serlo la palabra humanidad. ¿Qué frialdad se escondería entonces tras la frase amar a la humanidad? Al mundo Dios amó... porque era Dios y tenía la capacidad para hacerlo. Cuando él dice: mundo, tiene la capacidad de pensarlo y tenerlo presente todo y a todos los seres que éste contiene en un modo pleno, absoluto. ¿Yo? Yo sólo puedo imaginar un concepto...

Me suena... me suena...


Este es un fragmento de la historia de El segundo saaluk, contenido en la doceava de Las mil y una noches. No es necesario explicar la historia:

Permanecí en su casa tres días, al cabo de los cuales me preguntó:

—¿No sabes ningún oficio con el que puedas ganar tu sustento?

—Soy jurisconsulto, maestro de ciencias, escritor y matemático.

—Tu oficio es inútil en nuestro país; no hay nadie en estas tierras que sepa alguna ciencia o que escriba; aquí sólo cuenta el dinero.

—¡Por Dios! ¡No sé hacer más que lo que te he enumerado!


Traducción de Juan Vernet

Un haiku de Juan José Domenchina (Pájaro muerto...)


Pájaro muerto,
¡qué agonía de plumas
en el silencio!

Afirmación de que el saber es un deseo natural del hombre


Todos los hombres por naturaleza desean saber.

-Metafísica de Aristóteles 980a21

martes, 18 de noviembre de 2008

La proxemia del amor humano


Dice Wisława Szymborska en su poema

Estoy demasiado cerca

Estoy demasiado cerca para que él sueñe conmigo.
No vuelo sobre él, de él no huyo
entre las raíces arbóreas. Estoy demasiado cerca.
No es mi voz el canto del pez en la red.
Ni de mi dedo rueda el anillo.
Estoy demasiado cerca. La gran casa arde
sin mí gritando socorro. Demasiado cerca
para que taña la campana en mi cabello.
Estoy demasiado cerca para que pueda entrar como un huésped
que abriera las paredes a su paso.
Ya jamás volveré a morir tan levemente,
tan fuera del cuerpo, tan inconsciente,
como antaño en su sueño. Estoy demasiado cerca,
demasiado cerca. Oigo el silbido
y veo la escama reluciente de esta palabra,
petrificada en abrazo. Él duerme,
en este momento, más al alcance de la cajera de un circo
ambulante con un solo león, vista una vez en la vida,
que de mí que estoy a su lado.
Ahora, para ella crece en él el valle
de hojas rojas cerrado por una montaña nevada
en el aire azul. Estoy demasiado cerca,
para caer del cielo. Mi grito
sólo podría despertarle. Pobre,
limitada a mi propia figura,
mas he sido abedul, he sido lagarto,
y salía de tiempos y damascos
mudando los colores de mi piel. Y tenía
el don de desaparecer de sus ojos asombrados,
lo cual es la riqueza de las riquezas. Estoy demasiado cerca,
demasiado cerca para que él sueñe conmigo.
Saco mi brazo que está debajo de su cabeza dormida,
Mi brazo dormido, lleno de agujas imaginarias.
En la punta de cada una de ellas, para su recuento,
se han sentado ángeles caídos.

Traducción de Elźbieta Bortkiewicz

Jorge Luis Borges en un fragmento de su ensayo: Historia de la eternidad, contenida en el libro del mismo nombre, registra...

"[...] aquel terrible pasaje de Lucrecio, sobre la falacia del coito: Como el sediento que en el sueño quiere beber y agota formas de agua que no lo sacian y perece abrasado por la sed en el medio de un río: así Venus engaña a los amantes con simulacros, y la vista de un cuerpo no les da hartura, y nada pueden desprender o guardar, aunque las manos indecisas y mutuas recorran todo el cuerpo. Al fin, cuando en los cuerpos hay presagio de dichas y Venus está a punto de sembrar los campos de la mujer, los amantes se aprietan con ansiedad, diente amoroso contra diente; del todo en vano, ya que no alcanzan a perderse en el otro ni a ser un mismo ser."

Ambos abordan el tema de la compenetración que existe entre los amantes. Szymborska transmite en su poema una cruda verdad: mientras más cerca se encuentre del hombre que ama, más distante se encuentra en el pensamiento de éste, pues no es necesario perseguir lo que se ha alcanzado, lo seguro, lo que ya se posee... qué mejor y más melancólica figura de ello que la contamplación de su amado dormido al lado suyo, segura de una sola cosa: que en el sueño de él, en ese profundo sueño, ella no tiene cabida...

Vayamos ahora a lo que precede al sueño de al menos uno de los amantes. Cuando Borges cita a Lucrecio se nos presenta otra clase de insatisfacción: aún la consumación de la unión carnal deja a quienes se aman con una sensación de haber sido burlados, de hallarse faltos, de no alcanzar la plena unión: tú sigues siendo tú y estás aquí junto a mí, pero de algún modo seguimos distantes, es imposible fundirnos plenamente. A veces pienso que acaso el ansia de representar el alcance de la unión perfecta, o la futilidad del intento, fueron causa de la metáfora y la analogía, materias primas de la literatura.

lunes, 17 de noviembre de 2008

A un lémur (Soneto sin ripios); José Juan Tablada

GO
ZA
BA
YO

A
BO
GO


TE
MI


Y
ME
FUI

Los sonetos a Orfeo. Primera parte, soneto XIX; R. M. Rilke

Aunque veloz cambia el mundo
cual la forma de las nubes,
todo lo acabado cae
y vuelve al remoto origen.

Sobre el cambio y el proceso,
más dilatado y más libre,
aún dura tu pre-cantar,
dios de la lira.

Ni se distinguen los males,
ni el amor puede aprenderse,
ni se ha desvelado aquello

que nos separa en la muerte.
En la tierra sólo el canto
santifica y conmemora.

Traducción de Jesús Munárriz
poesía Hiperión
__________________________________

Comparte el poema parte de sus significado con algunos versículos del Eclesiastés:

3:20 Todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo.

5:18 He aquí, pues, el bien que yo he visto: que lo bueno es comer y beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo con que se fatiga debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le ha dado; porque esta es su parte.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Recordando a Ayante Telamonio


Uno de mis héroes favoritos de la Ilíada es Ayante (o Áyax) Telamonio, pues se distingue por mucho entre los otros:

Ayante es descrito como un coloso, un hombre lleno de fuerza fìsica y valor. Poseía un escudo que, de acuerdo al poema era enorme, como una torre. Frente a los demás héroes y reyes combatientes, como Odiseo (que utilizaba la astucia para triunfar), Néstor (que representaba la sabiduría de la vejez) o Ayante Oileo (famoso por su velocidad), Ayante Telamonio, junto con Aquiles, es un héroe de fuerza, pero hay algo que hace diferente al Telamonio de este último y de los demás: Aquiles era hijo de una diosa y su fortaleza tenía un origen divino...

Vemos en la Ilíada que los dioses tenían sus favoritos: al ser Odiseo un héroe de astucia su protectora era Atenea, diosa de la guerra y la sabiduría, quien siempre lo apoyaba infundiéndole fortaleza, librándolo del peligro o apoyándolo en sus tretas. Atenea también favorecía a Diomedes, aunque a este último más en fuerza que en astucia. Afrodita tomaba partido por Eneas, Tetis por su hijo Aquiles, pero... ¿cuál de los dioses apoyaba al coloso?

Ayante es el héroe olvidado por los dioses. En ningún momento del poema se menciona que hiciera uso directo de la intervención divina para ejecutar alguna de sus proezas, que fueron muchas, entre ellas: participar en el rescate del cuerpo de Patroclo, presentar resistencia a los troyanos cuando los argivos se hallaban en problemas, cubrir con su escudo y librar de la muerte a los héroes argivos que habían sido rodeados por el enemigo, enfentarse directamente y en dos ocasiones a Héctor -paladín y príncipe de los troyanos- cuando todos los demás huían de él, y un largo etcétera...

Más aún: Menelao, Agamenón, Diomedes, Odiseo y otros héroes argivos que fueron ayudados o aconsejados en algún momento por los dioses comparten algo que exalta más al hijo de Telamón: todos, menos él, el héroe sin ayuda, fueron heridos en algún momento en la batalla. Ayante nunca fue tocado.

Con todo, el destino de nuestro héroe es triste, como se registra en una tragedia y en la Odisea: después de la muerte de su primo Aquiles, los argivos decidieron a quién debían pasar las armas de éste como honor por su esfuerzo y desempeño en la guerra. Ayante creyó que era él quien debía poseerlas, pero los demás otorgaron la recompensa a Odiseo. Ayante enloqueció por esto y dio muerte a un rebaño de ovejas al confundirlas con los próceres de los aqueos, para después despertar de su locura y suicidarse al pensar que había cometido homicidios. Cuando Odiseo se encontró con varios muertos en su visita al Hades uno de ellos era la sombra de Ayante, quien preso de un amargo rencor hacia el Laertíada se negó a dirigirle la palabra, para luego hundirse de nuevo y sin más entre las sombras.

Existen diversos pasajes en la Ilíada en los que Ayante es engrandecido por su fortaleza y sus victorias en la lucha, pero en esta ocasión, para recordarlo, no me vienen a la mente los pasajes en que destaca por lo ya dicho, sino este otro del canto XI de la Ilíada en que Ayante emprende la retirada frente a los troyanos, ansiosos de hacer mella en el cuerpo del héroe con sus armas, de devorar su carne con las lanzas. También hay cierta gloria en la huída de Ayante:


[...]
así entonces, después, al gran Ayante,
hijo de Telamón,
los soberbios troyanos
y los aliados de ellos,
en grupos numerosos concentrados,
siguiendo sin tregua, le punzaban
en mitad del escudo con sus picas.
Mas Ayante unas veces, se acordaba
de su fuerza impetuosa y, de nuevo,
volviéndose, las filas retenía
de los teucros, domadores de potros,
otras, empero, a huir se volvía.
Y a todos les impedía avanzar
hacia las raudas naves, y él mismo
en medio de troyanos y de aqueos
aguantando a pie firme se movía
con ímpetu, en tanto que las lanzas
que iban saliendo de intrépidas manos,
las unas impelidas adelante
en el enorme escudo se clavaron,
muchas, en cambio, a medio camino,
antes de alcanzar su blanca piel,
iban quedando hincadas en la tierra,
por más que ansiaban saciarse de carne.

Ilíada XI, ~560-574
Traducción de Antonio López Eire
Cátedra
Duodécima edición


Las mil y una noches, unos versos aparecidos en la Historia del faquín con las jóvenes (noche novena)


Quien compara tu talle con la rama fresca, mala y falaz
___comparación hacía:
la rama más hermosa es aquella que se encuentra revestida por
___las flores; tú, en cambio, eres más hermosa cuanto más
___desnuda.

-Traducción de Juan Vernet

El salario mínimo y la menstruación...

- ¿En que se parece el salario mínimo a la menstruación?
En que llega cada 28 días, dura cinco y si no llega, preocúpese.

Colaboración de Moisés Maldonado a:

Por el asesinato del presidente Carranza (1920); Liborio Crespo

Si vas a Tlaxcalantongo
procura ponerte chango,
Porque allí a Barbastenango
le sacaron el mondongo.

Variaciones sobre el Gattamelata, V (La canción de la hija de Gumba); Hugo Hiriart

V

Última variación. Un pequeño cuento:
LA CANCIÓN DE LA HIJA DE GUMBA

Cuentan que Benvenuto Cellini, después de cortarle la cabeza a algún atontado que cometió la impertinencia de cruzarse en su camino, alzó la testa todavía sangrante hasta la altura de sus ojos y la observó con cuidado; quería inmortalizar su espanto en el Perseo –otros insinúan que la cercenó sólo con este propósito de fidelidad artística; Cellini, todo mundo sabe, era un perfeccionista. La historia del prodigioso escultor Ryunosuke Gumba, llamado el Tamarindo, entraña el mismo desmesurado y cruento amor a las artes.

Se encontraba Gumba absorto en la contemplación de sus enorme estatua ecuestre que sería su obra maestra. Gumba lloró. Sabía que si esta última fundición no progresaba tendría que matarse. El hecho de su muerte carecía de importancia, pero ver su fama derrumbada, anticipar las risas ultrajantes de sus enemigos, era cosa que no podía resistir.

Desde el jardín de arena y piedras, la hermosa Bola, Luz de la luna reverberando en los pétalos de la hoja del durazno, hija del maestro Gumba, veía llorar al anciano. Una piedad insoportable hizo batir como tambor su corazón de doncella. Bola volvióse a casa. Se demoró en su purificación. Acicaló y perfumó su cuerpo intocado, rezó largamente en voz queda, y esperó a la noche. Brillaba la luna mudadiza cuando la muchacha caminó hacia los calderos de metal hirviente.

Obsesionado por la cera perdida de la estatua ecuestre, Gumba tardó en advertir la desaparición de su hija. Cuando libraron el monumento de la prisión del molde y la preciosa aleación relumbró, el Tamarindo supo que su hija ya no estaba con él. Entonces gritando de dolor se abrazó a las patas del caballo. Desde ese momento el prodigioso Gumba entró en la noche desesperada de su locura.

Sus enemigos aseguraron que él mismo arrastró a su hija sollozante hasta los horribles calderos y, para lograr la aleación perfecta que, como se sabe, precisa devorar una doncella, arrojó a la muchacha al metal líquido. Luego, arrepentido de su crimen, se volvió loco. No sabremos la verdad. Pero en las noches de luna, cualquiera puede oír a la estatua ecuestre cantar con dulce voz de doncella una melancólica, adolorida, tristísima canción. El espectáculo es aterrador.

viernes, 14 de noviembre de 2008

La transitoriedad y corrupción de la creación: un robaí de Jayyam pregunta, el Eclesiastés responde...

Robaiyyat, Robaí nº 11 (edición de Sadeq Hedayat); Omar Jayyam

Si es la naturaleza obra del hacedor,
¿por qué permitió en ella excesos y defectos?
Si resultaba hermosa, ¿por qué pues, destruirla?
Si hay rostros poco hermosos, ¿de quién será la culpa?

Versión española de Zara Behnam y Jesús Munárriz
poesía Hiperión
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Eclesiastés 3:1-15 (Reina-Valera 1960)

Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.
Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;
tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar;
tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar;
tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar;
tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar;
tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar;
tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.
¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana?
Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él.
Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.
Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida;
y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor.
He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo hace Dios, para que delante de él teman los hombres.
Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó.
_________________________________

La respuesta que al menos cristianismo y judaísmo dan a los defectos hallados en un mundo creado por un ser perfecto estriba en la libertad con la que fueron dotados los seres humanos (y según el cristianismo, también los ángeles, idea no compartida por todos los judíos), esta libertad implica el poder decidir obedecer o no a Dios , y uno de los resultados de no hacerlo fue la condición actual del mundo.

Un haiku de Shiki (La nieve se derritió...)

_____La nieve se derritió
en la espalda
_____del Gran Buda

-Shiki Masaoka

Sonnet—To science (A la ciencia. Soneto); Edgar Allan Poe

Science! true daughter of Old Time thou art!
Who alterest all things with thy peering eyes.
Why preyest thou thus upon the poet's heart,
Vulture, whose wings are dull realities?
How should he love thee? or how deem thee wise?
Who wouldst not leave him in his wandering
To seek for treasure in the jewelled skies,
Albeit he soared with an undaunted wing?
Hast thou not dragged Diana from her car?
And driven the Hamadryad from the wood
To seek a shelter in some happier star?
Hast thou not torn the Naiad from her flood,
The Elfin from the green grass, and from me
The summer dream beneath the tamarind tree?
________________

¡Oh Ciencia, hija del viejo Tiempo eres,
que todo alteras con tu mirada escrutadora!
¿Por qué haces presa así en el corazón del poeta,
tú, buitre cuyas alas son sombrías realidades?
¿Cómo iba él a amarte? ¿cómo a juzgarte sabia,
a ti, que no quisiste dejarlo en su vagar
buscar tesoros en los cielos alhajados,
aunque se alzó con intrépidas alas?
¿Acaso no sacaste a Diana de su carro
y expulsaste a las hamadríades del bosque
para buscar cobijo en más dichosa estrella?
¿No arrancaste a la náyade de su corriente,
al elfo de la verde heirba, y de mí
el sueño de verano bajo el tamarindo?

Traducción de María condor y Gustavo Falaquera

Velada literaria; Wisława Szymborska

Musa, no ser un púgil es como no ser nadie.
Nos escamoteaste un público vocinglero.
En la sala hay una docena de personas,
es hora de comenzar.
La mitad vino porque llueve,
los demás son parientes. Musa.

Las mujeres están prestas a desmayarse en esta tarde de otoño,
y lo harán pero sólo en el combate de boxeo.
sólo allí habrá escenas dantescas.
Y un tomar los cielos. Musa.

No ser un púgil, ser un poeta,
con un veredicto condenado a duros norwid*
y a falta de músculos enseñar al mundo
-en el mejor de los casos-
una futura lección escolar.
Oh Musa. Oh, Pegaso,
ángel ecuestre.

En la primera fila un viejecito dulcemente sueña
que su difunta mujer salió de la tumba
para prepararle una tarta de ciruelas.
Con ese fuego -poco, para que la tarta no se queme-
comenzamos la lectura. Musa.
____
*Por cyprian Norwid, poeta finisecular polaco, típico ejemplo del autor más valorado por la crítica posterior que por el público de su tiempo. (N. del t.)

Traducción de Xaviero Ballester

Un poco de humor borgiano en Historia de la eternidad y respecto al destino de los muertos en el cristianismo

Generaciones de hombres idolátricos habían habitado la tierra, sin ocasión de rechazar o abrazar la palabra de Dios; era tan insolente imaginar que pudieran salvarse sin ese medio, como negar que algunos de sus varones, de famosa virtud, serían excluidos de la gloria. (Zwingli, 1523, declaró su esperanza personal de compartir el cielo con Hércules, con Teseo, con Sócrates, con Arístides, con Aristóteles y con Séneca.) Una amplificación del noveno atributo del Señor (que es la omnisciencia) bastó para conjurar la dificultad. Se promulgó que esta importaba el conocimiento de todas las cosas: vale decir, no sólo de las reales, sino de las posibles también. Se rebuscó un lugar en las Escrituras que permitiera ese complemento infinito, y se encontraron dos: uno, aquel del primer Libro de los Reyes en que el Señor le dice a David que los hombres de Keilah van a entregarlo si no se va de la ciudad, y él se va; otro, aquel del Evangelio según Mateo, que impreca a dos ciudades: ¡Ay de ti, Korazín! ¡Ay de ti, Bethsaida! porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho las maravillas que en vosotras se han hecho, ha tiempo que se hubieran arrepentido en saco y en ceniza. Con ese repetido apoyo, los modos potenciales del verbo pudieron ingresar en la eternidad: Hércules convive en el cielo con Ulrich Zwingli porque Dios sabe que hubiera observado el año eclesiástico, la Hidra de Lerna queda relegada a las tinieblas exteriores porque le consta que hubiera rechazado el bautismo.

J. L. Borges
Historia de la eternidad II (fragmento)
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Sí, bueno... poniéndonos más serios... el tema de quiénes estarán en el cielo es uno muy recurrente en la teología. Así, a lo largo de la historia han existido conflictos dentro del cristianismo respecto al destino de los niños que mueren sin el bautismo -este tema es tratado por Borges unas líneas más arriba del fragmento del presente ensayo-, el pecado original y la salvación de las personas que han muerto y que fueron "buenas" pero nunca escucharon el Evangelio, ¿cómo las juzgará Dios?, se preguntan.

Hay algunos que nos quedamos con la pregunta, pero otros más se aventuran a dar respuestas definitivas, aunque especulatorias. Podemos citar el caso del limbo dentro de la teología católica. Algunos católicos reconocen que si bien, esta doctrina forma parte de la tradición, no se encuentra fundamento alguno de ella en la Escritura.

Al respecto, Dios no nos deja en el absoluto silencio. Lejos de toda especulación, la Biblia no se cansa de repetir en múltiples pasajes que el juicio de Dios sobre los muertos será justo (Salmos 19:9, 119:7,137, Juan 5:30 y Apocalipsis 16:7 son sólo un mínimo ejemplo). Bástenos esa contestación y ese consuelo.

Alan

jueves, 13 de noviembre de 2008

Dios infinitamente elevado... pero no alto ni profundo...

Dios no se conoce fin

Dios es infinitamente elevado (¡hombre, reconócelo sin demora!).
En toda la eternidad, no encuentra el final de su divinidad.


El peregrino querúbico I, 41

Dios no es alto ni profundo

Dios no es alto ni profundo. Quien habla de otra manera,
Se encuentra completamente mal informado sobre la verdad.


Ibid I, 170

El rabino; Monique Mitastein

El lunes entré a la sinagoga y busqué al rabino:
─Rabí Eliézer, vengo a pedirle consejo…
─Pero si no eres creyente…
─Rabí Eliézer, yo maté a mi marido.
─¿Qué no murió de un paro cardiaco?
─De eso se muere todo el mundo, rabí Eliézer. Si Simón no se hubiera muerto, yo lo habría matado…
─No eres la primera mujer que ha querido matar a su marido, alégrate, no lo hiciste.
─Lo intentaría si pudiera…
─Tranquilízate, ya no puedes.

El martes entré a la sinagoga y busqué al rabino:
─Rabí Eliézer, vengo a pedirle consejo…
─Pero si no eres creyente…
─Rabí Eliézer, mi madre mató a mi padre.
─Tu padre murió cuando tenías tres años, tú me lo contaste…
─Bueno, Marcelo no era mi padre, pero como si lo fuera…
─¿Qué no murió de un paro cardiaco?
─De eso se muere todo el mundo, rabí Eliézer. Si Marcelo no se hubiera muerto, ella lo hubiera matado.
─Tu madre no es la primera mujer que ha querido matar a su marido, alégrate, no lo logró.
─Ella lo intentaría si pudiera…
─Tranquilízate, ya no puede.

El miércoles entré a la sinagoga y busqué al rabino:
─Rabí Eliézer, vengo a pedirle consejo…
─Pero si no eres creyente…
─Rabí Eliézer, mi abuela mató a mi abuelo.
─¿Cómo lo sabes, si tu abuela murió antes de que tú nacieras? Por eso llevas su nombre.
─Hay una maldición que pesa sobre mi familia: todas las mujeres terminan matando a sus maridos.
─Querrás decir que todas las mujeres de tu familia han tenido ganas de matar a sus maridos; no son las primeras que intentan hacerlo...
─Y lo vuelven a intentar...
─Pero no lo logran, alégrate y deja en paz a los muertos.

El jueves entré a la sinagoga y busqué al rabino:
─Rabí Eliézer, vengo a pedirle consejo…
─Pero si no eres creyente…
─Rabí Eliézer, prométame que no casará a mis hijos…
─ Pero si no tienes hijos varones, solamente cinco mujeres…
─Da lo mismo, sus maridos serán mis hijos, prométame que no las casará…
─¿Quieres que permanezcan solteras?
─Si las casa, querrán matar a sus maridos…
─No serán las primeras que deseen matar a sus maridos…
─Terminarán en la cárcel, ¿qué será de mis nietos?
─Le pediré a Dios que tus hijas encuentren buenos maridos. Alégrate, no les pasará nada a tus nietos.

El viernes el rabino se levantó al alba y, como hacía todos los días, le dio gracias a Dios por no haber nacido mujer.

Acequias año 6, verano 2003, núm. 24

martes, 11 de noviembre de 2008

Rima XXX; Gustavo Adolfo Bécquer

Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.

Yo voy por un camino; ella, por otro;
pero, al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: —¿Por qué callé aquel día?
Y ella dirá: —¿Por qué no lloré yo?

A una rosa; Sor Juana Inés de la Cruz

Soneto CXLVII - A una rosa

En que da moral censura a una rosa, y en ella a sus semejantes

Rosa divina que en gentil cultura
eres, con tu fragante sutileza,
magisterio purpúreo en la belleza,
enseñanza nevada a la hermosura.

Amago de la humana arquitectura,
ejemplo de la vana gentileza,
en cuyo ser unió naturaleza
la cuna alegre y triste sepultura.

¡Cuán altiva en tu pompa, presumida,
soberbia, el riesgo de morir desdeñas,
y luego desmayada y encogida,

de tu caduco ser das mustias señas,
con que con docta muerte y necia vida,
viviendo engañas y muriendo enseñas!

viernes, 7 de noviembre de 2008

Un haiku de Shusai

_______Premier lever de soleil -
il y a un nuage
_______comme un nuage dans un tableau


Shusai
Haïkus
Anthologie
Texte fraçais de Roger Munier



_______Primer amanecer -
hay una nube
_______como una nube dentro de un cuadro


Traducción de Alan Elías

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Este haiku trajo a mi memoria el cuadro Impression: soleil levant (Impresión al amanecer), de Monet, cuadro que diera nombre al movimiento del impresionismo.

La primera vez que lo vi fue en un álbum durante una clase de pintura, me gustó tanto que lo elegí para realizar mi primer estudio al óleo. Fue el primer cuadro que pinté.

Los sonetos a Orfeo. Primera parte, soneto XIV; R. M. Rilke

Tratamos con la flor, el pámpano y el fruto.
Hablan en un lenguaje que no es sólo el del año.
De lo oscuro algo sube, despliega sus colores
y tal vez lleve en sí el resplandor celoso

de los muertos que están reforzando la tierra.
¿Qué sabemos nosotros de su parte en todo ello?
Hace mucho tiempo que tienen una manera propia
de darle impronta al barro liberando su enjundia.

Ahora la pregunta es: ¿lo hacen de buen grado?
¿Sube ese fruto, obra de penosos esclavos,
impelido a lo alto a nosotros, sus dueños?

¿O son ellos los dueños, que en las raíces duermen,
y permiten que usemos aquello que les sobra,
ese producto híbrido de fuerza muda y huesos?

Traducción de Jesús Munárriz
poesía Hiperión

Argumentum Ornithologicum; J. L. Borges

Cierro los ojos y veo una bandada de pájaros. La visión dura un segundo o acaso menos; no sé cuántos pájaros vi. ¿Era definido o indefinido su número? El problema involucra la existencia de Dios. Si Dios existe, el número es definido, porque Dios sabe cuántos pájaros vi. Si Dios no existe, el número es indefinido, porque nadie pudo llevar la cuenta. En tal caso, vi menos de diez pájaros (digamos) y más de uno; pero no vi nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres o dos pájaros. Vi un número entre diez y uno, que no es nueve, ocho, siete, seis, cinco, etcétera. Ese número entero es inconcebible; ergo, Dios existe.

De: El hacedor

Dos modos de conocer la verdad


Ahora bien, la verdad es cognoscible de dos modos: uno, por sí misma; otro, por medio de otra verdad.

Summa Theologiae I-II, q. 57, a. 2, in c.

jueves, 6 de noviembre de 2008

...no, a ver... no... a ver, a ver, a ver...

Mientras consultaba algunas fuentes para redactar la entrada anterior me topé con esto:


[...] frente a las nuevas supersticiones Bloom identifica seis ramas de la Escuela del Resentimiento: postmarxismo, neohistoricismo, ultrafeminismo, deconstrucción y semiótica.

Observaciones sobre el canon de Bloom
Christopher Domínguez Michael
Vuelta 247, página 57
Hemeroteca - Junio de 1997

La biblioteca de acero de Papini y sobre El canon occidental de Harold Bloom

La biblioteca de acero
Boston, 20 de diciembre.

Una carta de recomendación firmada por mi viejo amigo Gabriel Pascal, me obligó a recibir y escuchar a mister Harry Golding, profesor de papirología en no sé cuál universidad en los Estados del Sur. Ese profesor es un hombrecillo bajo, más amarillo que un mongol, tiene cabellera apretada, larga y blanca, que hace pensar en una peluca. Me dijo claramente que se dirigía a mí después de haber sufrido rechazos de parte de muchas instituciones y gobiernos.

-Usted sabe bien cuál será la horrenda suerte reservada a todos los países del mundo, sin exceptuar al nuestro, en el caso desgraciadamente no imaginario de una tercera Guerra Mundial. Hoy en día los hombres disponen de medios tan espantosos, que ninguna ciudad, pequeña o grande, podrá salvarse de la destrucción. Las bibliotecas privadas y públicas, receptáculos de material precioso e inflamable, desaparecerán una después de otra, y si la guerra se prolonga largamente se verán convertidos en nubes de polvillo negro los testimonios de tres milenios de civilización, de pensamiento y de poesía. Del genio creador que existiera en el decurso de treinta siglos no quedarán más que lacerados fragmentos o nombres huecos, y tal vez ni siquiera eso quedará.

»Es preciso proveer desde ahora, desde hoy, si es que el Apocalipsis tiene una prórroga, para poner a salvo por lo menos los frutos más famosos del ingenio humano, de modo que los bárbaros futuros, cuando comiencen otra vez la obra de recivilización subsiguientemente al cataclismo, puedan hallar esos frutos y nutrirse de los mismos. No es suficiente sepultar las bibliotecas, porque el papel es materia muy perecedera y delicada: está demasiado sujeto a muchas clases de destrucción.

»Por todo ello he pensado en proponer una biblioteca en que las obras esenciales de la humanidad estén grabadas en una materia dura y duradera, o sea en acero. Algunos libros serán grabados íntegramente; otros, menos importantes, en una selección o florilegio. Todos serán bilingües, o sea que irán acompañados de traducciones fieles. Las obras griegas con su versión latina, las latinas con su traducción italiana, las italianas con la francesa, las francesas con la inglesa, las inglesas con la alemana, y así sucesivamente. Toda obra, grabada profundamente en sólidas láminas de acero, con informaciones precisas acerca del autor y de la época, será amurallada ordenada en vastos subterráneos acorazados y blindados, construidos en una región desértica, alejada de las ciudades. Gruesas pilastras de acero inoxidable e indestructible señalarán el lugar elegido, sirviendo de guías a los investigadores que sobrevivan al cataclismo.

»Un comité internacional elegirá las obras dignas de ser conservadas en la Biblioteca de Acero. Por razones evidentes de espacio y de gastos no podrán ser más que unas pocas docenas. Por mi parte ya he hecho mentalmente un catálogo provisional, y si no le es molesto le haré conocer algunos de los títulos».

Interrumpí al profesor Harry Golding para decirle que no me molestaba, pero que, en lo referente a la elección de los libros, confiaba por completo en su juicio, y añadí

- Soy un pobre ignorante, y mi opinión sobre ese tema, en caso de tener la osadía de elaborar una opinión, no tendría utilidad ninguna.

- ¡De ninguna manera! - exclamó el ictérico hombrecillo. Usted está llamado a cargar con los gastos de esta biblioteca y tiene el derecho de saber acerca de la misma. No le quitaré mucho de su tiempo, puesto que necesariamente la lista es breve.

»El Antiguo y el Nuevo Testamento serán los primeros libros que se grabarán, versículo por versículo, desde el primero hasta el último. En cambio, haremos una antología de los escritos de Confucio, del Avesta y del Corán. El Oriente deberá ser sacrificado, ello me causa remordimiento y dolor, pero no podemos proceder en otra forma: los Vedas, el Ramayana, el Mahabharata, los Upanishad, Calidasa, Laotze, Chuang-Tze, Firdausi, requerirían miles y miles de planchas de acero.

»Pero nos reabasteceremos en Grecia, madre de toda luz v de todo saber. Los dos poemas Homéricos, una traducción de Esquilo y otra de Sófocles, dos o tres diálogos de Platón, los Elementos de Euclides, la Introducción a la Metafísica de Aristóteles, los fragmentos de Heráclito y de Epicuro, esto bastará para dar una pálida idea de lo que fue llamado «el milagro griego». Roma nos dará menos trabajo: solamente la Eneida será grabada toda entera; de Horacio, de Tácito y de Juvenal bastará hacer una sobria crestomatía. En cambio, brindaremos una edición completa de las Confesiones de San Agustín y abundantes selecciones de la Summa de Santo Tomás. Querría grabar íntegramente la Chanson de Roland , Tristán y la Divina Comedia, así como también los sonetos más hermosos de Petrarca. En cuanto a los modernos, me contentaría con el Elogio de la Locura de Erasmo de Rotterdam y El Príncipe, de Maquiavelo. Tres o cuatro tragedias de Shakespeare harían compañía al Paraíso Perdido de Milton y al Don Quijote de Cervantes. Añadiría con placer una selección de Ariosto y de Rabelais, grabando en cambio el texto íntegro de la obra Nuove Scienze de Galileo y de los Principia de Newton. En lo que respecta a Francia escogería las Máximas del Duque de la Rochefoucauld, los más hermosos de los Pensées de Pascal, alguna novelita de Voltaire - quizás Cándido - y las Fleurs du Mal de Baudelaire. En cuanto a Alemania bastarán el Fausto de Goethe y el Zarathustra de Nietzsche; de la literatura rusa una novela de Dostoievski y otra de Tolstoi. No se deberá olvidar a la ciencia, la que podrá estar dignamente representada por la obra Orígenes de las Especies, de Darwin, por las Lecciones sobre Psicoanálisis, de Freud y por los ensayos fundamentales de Einstein. ¿Qué impresión le causa mi breve catálogo?».

Le respondí que me parecía excelente, y que no sería capaz de aconsejar quitar alguna de las obras ni añadir otras. Mister Harry Golding continuó diciendo:

-Por desgracia quedan todavía amplias lagunas, y me duele de corazón excluir, por ejemplo, a Shelley, a Leopardi, a Hume y a Kant, así como también a Víctor Hugo y a Rimbaud. Pero, como ya le dije anteriormente, el pensamiento de los enormes gastos me ha obligado a tan penosos renunciamientos. Ya mandé hacer un cálculo aproximado: para la Biblioteca de Acero, tal cual la he pensado, bastarán pocos millones de dólares. Usted es fabulosamente rico, según se dice, y es amigo de la cultura y de la humanidad. Reflexione en que será a usted a quien corresponderá el honor y la gloria de salvar, mediante un pequeño sacrificio de billetes, el tesoro más maravilloso de la civilización humana. Tengo plena certeza de que demostrará ser más inteligente y generoso que tantos otros engreídos magnates a los que me he dirigido hasta el presente, y siempre en vano.

Dije al profesor Golding que su idea me parecía genial y grandiosa, pero que precisaba hacer algunas serias reflexiones sobre el tema, antes de poder darle una respuesta. Al oírme, el amarillo hombrecillo respondió con acento amargo

-Así me responden todos, y después no dan más señales de sí. Quiero esperar con toda sinceridad que usted no se ha de comportar como los otros.

Nos despedimos algo fríamente. Y ahora pienso partir esta noche misma para Nueva York y embarcarme mañana para Europa.

Conversación VI de El libro negro
Giovanni Papini
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El breve catálogo de Mr. Golding puede ser visto como un intento de Papini para representar lo que en literatura se conoce como canon occidental: una lista de obras que pretende contener lo mejor de lo mejor, lo que ha dejado huella, de la literatura de occidente. El interés por definir un canon ha estado presente en varios momentos de la historia, y sí, por supuesto que cada cabeza tiene un canon distinto en mente…

Por esta razón, es casi imposible que cuando alguien elabore uno todos estén de acuerdo con él: son fuente inagotable de pleitos, rencillas y resentimientos por no haber incluido a algunos de los autores que consideramos particularmente buenos. Pero también es cierto que el elaborar estos listados pone de manifiesto que hay obras que casi ningún occidental dudaría que deben formar parte del canon (la épica de Homero, la Biblia y el Quijote, por ejemplo).

Uno de los más sonados intentos que últimamente se han dado para elaborar un canon occidental es el del crítico y académico estadounidense Harold Bloom (pueden consultar aquí el listado de obras que lo conforman), estructurado en cuatro períodos de la historia de la literatura (teocrático, aristocrático, democrático y caótico) y por los países o las regiones geográficas de donde han provenido las obras literarias en cada uno de esos períodos.

Después de que Bloom publicara The Western Canon: The Books and School of the Ages (o El canon occidental: La escuela y los libros de todas las épocas, ed. Anagrama) han llovido críticas respecto al contenido del mismo: se le acusa sobre todo de ser un canon más (o mejor dicho, menos) que occidental, uno parcial: blanco, masculino, favoritista hacia una lengua (la inglesa) y con un dios literario (Shakespeare). Véase como ejemplo este artículo de Juan Malpartida en el archivo de la página web de Letras Libres.

Lo que sea de cada quién… fuera del rigor del ambiente académico se puede decir que al menos el listado de obras que hace Bloom es un buen punto de partida para quien busca leer algo de los mejores libros escritos en occidente (o en inglés, como diría Malpartida). Si alguien considera que faltan en la lista autores del Siglo de Oro, pro ejemplo, o algunos otros que son innegablemente buenos, pues que también los tome en cuenta… y listo. Lo innegablemente bueno no podría pasar desapercibido para todos.

domingo, 2 de noviembre de 2008

¿Qué color?; Nicolás Guillén

Su piel era negra, pero con el alma purísima como la nieve blanca...
EVTUCHENKO (según el cable), ante el asesinato de Lutero King.

Qué alma tan blanca, dicen,
la de aquel noble pastor.
Su piel tan negra, dicen,
su piel tan negra de color,
era por dentro nieve,
azucena,
leche fresca,
algodón.
Qué candor.
No había ni una mancha
en su blanquísimo interior.

(En fin, valiente hallazgo:
El negro que tenía el alma blanca,
aquel novelón.)

Pero podría decirse de otro modo:
Qué alma tan poderosa negra
la del dulcísimo pastor.

Qué alta pasión negra
ardía en su ancho corazón.
Qué pensamientos puros negros
su grávido cerebro alimentó.
Qué negro amor,
tan repartido
sin color.

¿Por qué no,
por qué no iba a tener el alma negra
aquel heroico pastor?

Negra como el carbón.