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martes, 5 de agosto de 2008

Borges y Aristóteles contra Platón: un combate de leones, mesas y analogías de la procreación.

Presumo que la eterna Leonidad puede ser aprobada por mi lector, que sentirá un alivio majestuoso ante ese único León, multiplicado en los espejos del tiempo. Del concepto de eterna Humanidad no espero lo mismo: sé que nuestro yo lo rechaza, y que prefiere derramarlo sin miedo sobre el yo de los otros. Mal signo; formas universales mucho más arduas nos propone Platón. Por ejemplo, la Mesidad, o Mesa Inteligible que está en los cielos: arquetipo cuadrúpedo que persiguen, condenados a ensueño y a frustración, todos los ebanistas del mundo. (No puedo negarla del todo: sin una mesa ideal no hubiéramos llegado a mesas menos concretas.) Por ejemplo, la Triangularidad: eminente polígono de tres lados que no está en el espacio y que no quiere denigrarse a equilátero, escaleno o isósceles. (Tampoco lo repudio; es el de las cartillas de geometría.) Por ejemplo: la Necesidad, la Razón, la Postergación, la Relación, la Consideración, el Tamaño, el Orden, la Lentitud, la Posición, la Declaración, el Desorden. De esas comodidades del pensamiento elevadas a formas ya no sé qué opinar; pienso que ningún hombre las podrá intuir sin el auxilio de la muerte, de la fiebre, o de la locura. Me olvidaba de otro arquetipo que los comprende a todos y los exalta: la eternidad, cuya despedazada copia es el tiempo.

Ignoro si mi lector precisa argumentos para descreer de la doctrina platónica. Puedo suministrarle muchos: uno, la incompatible agregación de voces genéricas y de voces abstractas que cohabitan sans gêne en la dotación del mundo arquetipo; otro, la reserva de su inventor sobre el procedimiento que usan las cosas para participar de las formas universales; otro, la conjetura de que esos mismos arquetipos asépticos adolecen de mezcla y de variedad. No son irresolubles: son tan confusos como las criaturas del tiempo. Fabricados a imagen de las criaturas, repiten esas mismas anomalías que quieren resolver. La Leonidad, digamos, ¿cómo prescindirá de la Soberbia y de la Rojez, de la Melenidad y la Zarpidad? A esa pregunta no hay contestación y no puede haberla: no esperemos del término leonidad una virtud muy superior a la que tiene esa palabra sin el sufijo.

Historia de la eternidad (fragmento)
Jorge Luis Borges
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Plato’s belief that unity and numbers are independent of concrete things (in opposition to the Pythagoreans) and his introduction of ideas as beings were because of his interest in dialectic (for the earlier men gave no consideration to dialectic), and his belief that duality is also a being resulted from his doctrine that numbers other than the prime can be neatly generated out of two as though it were a pliable material.

But the facts are contraries to these theories, and the accounts they give are not reasonable, for they hold that the same material can produce many things, but that a form has only one embodiment; whereas what we observe is that every table has its own material and that one artificer, using a single form or design, may take many tables. Formal and material factors are related as male to female; for the female becomes pregnant from a single impregnation, whereas the male impregnates many females. So sex is an analogue of matter and form.†

According to Plato, the material factor would resemble the male, and the formal would resemble the female; according to Aristotle, the formal would be male (“informing” many), and the material would be female (providing the “formless” material, to be unified a single organism).

Aristotle
Metaphysics
Alpha 6, 987b 20 – 988a 10
Translated by Richard Hope
Ann Harbor Paperbacks

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