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miércoles, 10 de diciembre de 2008

Los ángeles; R. M. Rilke


Todos tienen bocas cansadas
y almas claras y sin doblez.
Y a veces cruzan por los sueños
nostalgias (como de pecado).

Entre ellos son muy parecidos
y en los jardines de Dios callan
cual muchos, muchos intervalos
de su fuerza y su melodía.

Y sólo al desplegar sus alas
despiertan un terrible viento:
cual si Dios con sus anchas manos
de escultor pasara las páginas
del oscuro libro del Génesis.

De: El libro de las imágenes
Traducción de Jesús Munárriz
poesía Hiperión

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una poesía muy contundente y muy clara, que demuestra la redundancia de Dios en nuestra vida, ¿no?

Un excelente blog tiene usted, me encantó, ya forma parte de mis favoritos.

Orlando.

-- dijo...

Hola, Emiliano. Qué bueno que le haya gustado el blog.

Me muestro curioso por saber por qué cree que el poema demuestra la redundancia de Dios en nuestra vida.